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domingo, 24 de noviembre de 2013

[ CARNAL / MAQUILLAJE / CAMUFLAJE / DE_CAER ]


El cuerpo está presente... lo está no siendo. El cuerpo en toda su evolución, en su misma transformación; en su no estar de una vez y ser así en cada momento y a continuación... y antes. Hasta el final. 
Hay en ADV un intento de marcar cierta reflexión sobre la posibilidad de un origen o de un final: el giro adverso lo sugiere, pero este no está predeterminado en el espectador. Cierto giro (5º) en la planta de la pieza en su escala 1:1 (la que fue la supuesta pieza original que ya no es tampoco final, sino que depende por la acción y fuerza del entrelazamiento y de la subsiguiente yuxtaposición (casi palimpsesto: algo queda de lo anterior o algo se presenta e intuye de lo futuro... a ya son muchas las capas, los borrados y las nuevas grabaciones, imágenes o palabras, gestos que reverberan).
Pero el cuerpo esta presente también en el entrelazado. Entrelazado a través de la luz que contamina por pares las estancias y que invade el exterior con su radiación. El cuerpo son las herramientas, los utensilios que se encarnan y que absorben la misma luz que no absorben. Esto es casi falso y explora la carnalidad de la luz y la posibilidad de una zona neutra (la zona) donde el ser no dependa de la carne y tampoco del fantasma (la presencia descarnada de un algo que nosotros proyectamos como recurso auto explicativo, casi que como auto ayuda: Hamlet); una zona neutra en la que hacemos que persista la humanidad y el afán de conocer, inmersos ambos en la naturaleza (en cualquier naturaleza y en la relación entre todas las posibles naturalezas y universos).
Así el sujeto se brinda al mundo, también el objeto (como si hubiera diferencia): en la velocidad que hace que en su instantaneidad devenga carne y devenga luz. La verdad es no poder parar de girar en cualquier dirección, y de ahí el dolor y el sufrimiento; el ser o no ser ni importa ni es la cuestión. La zona (neutra) parece ESTAR y en ella sucedemos con el resto de cosas y con el resto de relaciones y con el resto de hechos. No hay un ser que se aproxime a ella. O estamos o no estamos. Y es a partir de ahí que la misión se muestra clara: salir (lo podemos llamar escapar, pero sólo cuando una parte de nuestro estar ya es fuera, en una nada que habitamos con el pensar (como primera fuga de la densidad, como muestra de una velocidad de escape sobrehumana) puesto en aquello que dejamos atrás y añoramos aun. Aquel estar que nunca más nos acogerá y al que sólo la aproximación, cierto arte y cierta ciencia (pseudo),  nos permitirá vislumbrar y entre ver aquello en lo que alguna vez estuvimos pero no fuimos: ser y estar no son compatibles, ahí reside el poder de la ficción y de las herramientas sobre nosotros: ahí los no lugares nos brindan una puerta para volver a estar... y narrar ese estar (polvo al polvo)








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